Hay muchas formas de definir la marca personal (personal branding). Para mí, la marca personal es sobre todo el reconocimiento por parte de otros de lo que tú significas o puedes aportarles en un campo concreto. Tener una marca personal no es sinónimo de estar en muchas redes sociales y tener multitud de seguidores, sino que es la identificación de tu nombre junto a una especialidad, un conocimiento, unos valores… Esto, profesionalmente hablando, nos lleva a identificar a Norman Foster con la arquitectura,  Lionel Messi con el fútbol,  Pau Gasol con el baloncesto y  Ana Botín con la banca. Aunque lo cierto es que no dé una manera aséptica, sino en un contexto y con nuestra particular visión de la realidad.

Objetivamente hablando, pocos podrán dejar de identificar a Foster, Messi, Gasol y Botín con sus respectivas profesiones, pero no todos tendrán el mismo concepto de sus marcas personales. Unos se sentirán más afines y valorarán más a la persona que otros, lo que hará también que ejerzan sobre ellos mayor influencia.

Sin tener que recurrir a ejemplos tan extremos, cualquiera de nosotros puede llegar a ser reconocido por su conocimiento en un campo concreto, su experiencia, sus cualidades, talentos o valores, lo que facilita que pueda conseguir un mejor trabajo, ser encontrados por otros que estan buscando una persona con ese perfil, hacer más negocios o ser referente en algo.

Sin lugar a dudas, hay celebritis que tienen marcas personales potentes, pero muchos de esos nombres, aunque son famosos, no ejercen la influencia en otros que una marca personal – profesional debería ejercer. Cuando hablamos de profesionales, siempre nos gusta contar con los mejores pero es cierto que a veces, sino estamos en su ámbito, es difícil encontrarlos. Por eso es tan importante que hoy los profesionales se den a conocer y comiencen a desarrollar su marca personal. El principal escollo: muchos no saben quiénes son y, mucho menos, cómo mostrarlo.

Construir una marca personal no es fácil y lleva tiempo. Hay quienes ni siquiera lo ven necesario porque piensan que no les aporta nada. Y si eso es en el mundo normas, donde no frecuentan eventos ni dedican tiempo al networking, mucho menos ven necesario exponer su vida en internet. Quizá tu te encuentres entre ellos.

Si eres de los que piensan así, te diré que la marca personal no sólo la construyes tú, sino que otros se encargan de hacerlo por ti.

Como cualquier marca, la personal no está exenta de comentarios de cualquier y por cualquier canal, por eso es importante saber quién eres y como quieres comunicarlo, para que aunque otros lo hagan, predomine la realidad de lo que eres y haces.

Saber quién eres significa poder decirlo o escribirlo en pocas palabras o en 30 segundos. Si no eres capaz de hacerlo perderás muchas oportunidades de llegar a otros con un mensaje claro y convincente.  Por otro lado, si lo que dices no se corresponde con la realidad, hoy más que nunca, otros tardarán poco tiempo en desmontar la farsa.

Todos deberíamos ser conscientes de lo que existe sobre nosotros en internet, al igual que somos conscientes muchas veces de la opinión que despertamos en los demás en la vida real. ¿Y cómo analizar lo que existe ya en la red? Para empezar, bastaría con que abrieras el buscador de Google y escribieras tu nombre. Eso sí, mejor hacerlo desde un ordenador, móvil o tableta de una persona que nunca te haya buscado.¿Por qué? Básicamente porque Google aprende de ti y va a posicionar primero las informaciones que son relevantes para ti. Los resultados de búsqueda que Google te presenta a ti no tienen por qué ser los mismos que presenta a otras personas. Para que se entienda con un ejemplo sencillo cuando yo busco Córdoba, Google nunca presentará alguna de las 12 ciudades que se llaman Córdoba en Latinoamérica. Fundamentalmente porque Google ya ha aprendido que yo soy de Córdoba, España (recuerda qué es un ejemplo, Yo no soy de Córdoba). Otro ejemplo: si tienes dos perfiles de Linkedln porque cuando decidiste ponerte en serio no te acordabas de que tenías otro y no recordabas ni del usuario, ni de la contraseña, es probable que al buscar en Google a tí sólo te aparezca el actual. Cuando cualquier otra persona te busque por primera vez en su buscador, encontrará los dos.

Por otro lado, al analizar la marca personal, has de ser consciente de que casi todo lo que es público en la vida real es susceptible de estar en la Red. Así, por el simple hecho de haber montado una empresa, haberla dado de baja o formar parte de una sociedad, aparecerás en internet como administrador único, apoderado, vocal, etc. Incluso es bastante común encontrar direcciones o teléfonos personales si la dirección de tu domicilio coincide con la de autónomo o con la de tu empresa.

Por otro lado, cada vez estamos más expuestos a que cualquiera pueda captar nuestra imagen y nuestras palabras y publicarlas. Como profesional, quizá participes en algún evento público, donde es habitual que alguien envíe un tuit con una de tus afirmaciones, recoja tus palabras en un post o incluso incluya una fotografía. Hoy, más que nunca, estamos expuestos a cualquier tipo de comentario y publicación, también de amigos y conocidos.

Cuidar la reputación no es tan fácil como lo era hace unos años. Si alguien no le gustas, incluso si malinterpreta tus palabras, mañana tu marca personal puede estar deformada o tergiversada,. Y aunque siempre te queda la vía legal, es mejor recurrir a ella cuando hayas agotado otras vías.

Lo cierto es que hoy la marca personal pesa mucho, tanto, que a veces puede ser más fuerte que la marca de la empresa a la que uno pertenece. Por otro lado, la marca personal puede poner en peligro  la marca de una empresa u organización. Por ese motivo, hoy se buscan buenos profesionales en las empresas y se apuesta también por los valores que llevan implícitos en sus marcas personales.

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