Algunos lectores recordarán aquella canción de Alaska y los Pegamoides titulada La rebelión de los electrodomésticos que dice así:
Me da miedo entrar en la cocina
me da miedo lo que puede haber
la tostadora se ha vuelto asesina
el lavaplatos no me puede ver
se han rebelado todos a la vez
la Turmix, la plancha y la Moulinex
se han vuelto locos de repente, hay que ver
la aspiradora se niega a aspirar
dice que no, que ni hablar
y la nevera esta leyendo a Marx
y me dice que la deje en paz (…….)
Quién le iba a decir a Alaska, ella por los años 90, que internet de las cosas iba a inundar hogares con dispositivos que, más que rebelarse, sirven de ayuda en el dia a dia. Frigoríficos que informan de que la mantequilla va a caducar, termostatos que se programan solos y aspiradoras que, en vez de negarse a trabajar, como la de la canción, se programan y se circulan por la casa de forma autónoma. La consultora McKinsey estima que estos artículos permitirán recortar el tiempo que actualmente dedicamos a estas labores en un 17%. Un indicador de la demanda en este sentido es la adquisición de robots aspiradora, que ya suponen el 18% del total de las aspiradoras de más de 200 dólares que se venden en Estados Unidos.
Los electrodomésticos inteligentes aprenden sobre las costumbres de los residentes en la vivienda e identifican los mejores momentos para llevar a cabo sus tareas de forma autónoma y sin molestarlos. Actividades susceptibles de automatizarse todavía más con el uso de las tecnologías loT son la colada, la preparación de la comida, aspirar el suelo o cuidar el césped. La idea es que todos los artilugios de la casa -y esto incluye bombillas, cámaras de seguridad, cerrojos de las puertas, alarmas o termostatos –se conectarán online y podrán controlarse desde cualquier lugar donde haya acceso a la red. Para entenderlo mejor, piensa en un cónyuge que tiene la manía de dejarse la luz de baño encendida, o en la niñera que se queda encerrada en casa. Otras automatizaciones pueden incluir apagar los aspersores del jardín si llueve, o tomar una fotografía a los visitantes cuando llaman a la puerta de entrada y enviar por correo electrónico la foto a los dueños de la vivienda como medida extra de seguridad.
Un recorrido por las dependencias de un hogar del futuro permite hacerse una idea más precisa con algunos ejemplos.
El baño: Espejito, espejito
A la habitación más pequeña (y privada) de la casa hace tiempo que llego loT con productos como las básculas inteligentes que miden pero y grasa corporal, entre otras cosas. Estas básculas envían información al móvil, donde una aplicación ajusta el régimen de calorías para ese día con el fin de mantener los objetivos de salud del usuario.
Hasta los objetivos más humildes, como los cepillos de dientes, son susceptibles de convertirse en inteligentes con modelos conectados al móvil que no sólo indican si el tiempo de cepillado es suficiente (con frecuencia nos cepillamos menos tiempo del recomendado por los dentistas), sino también si se esta haciendo de forma correcta. No se libra ni el retrete, con artilugios ya en el mercado que, en fin, monitorizan todo, liquido y sólido, además de calentar los asientos a petición del usuario.
Panasonic está trabajando en un modelo de espejo inteligente que ofrece consejo sobre estilismo, maquillaje o necesidades de la piel, y al que pronto podremos interpretar casi, casi como lo hacía la malvada reina Blanca Nieves: espejito, espejito, ¿qué tal me quedaría el corte de flequillo?
El dormitorio: Colchones Amigos
Aunque la tecnología y el sueño nunca han sido buenos compañeros de cama, las soluciones basadas en loT también se encuentran presentes en este espacio. Por ejemplo, el botón en el teléfono ( o las instrucciones a través de voz, como la que ofrece Apple en Home-Kit) llamado buenas noches, que apaga todas las luces (menos la de la mesilla), desconecta el aparato de música y otros electrodomésticos o se asegura de que las puertas de las viviendas estén cerradas.
Otras aplicaciones que harán las delicias de los seguidores del movimiento Quantified Self (que promulga las supuestas ventas de tener un mayor conocimiento sobre las actividades diarias, traduciendo en números) son las que incluyen los colchones inteligentes de nueva generación que siguen las pautas de sueño, la respiración, las pulsaciones y cualquier otra cosa que ocurra bajo las sábanas.
La Cocina: Jarras de Agua Inteligentes
En la cocina habitan los electrodomésticos inteligentes más conocidos, como la nevera Samsung que fotografía su interior y envía información al móvil. Artilugios para agasajar a los invitados sin morir en el intento son, además de robo-chefs como Moley, la olla exprés capaz de crear sus propias recetas o los hornos inteligentes (como el último modelo de Electrolux) que, entre otras cosas, reconocen lo que uno cocina y dan recomendaciones a partir de las necesidades dietéticas del usuario.
No sólo los electrodomésticos son susceptibles de saltar el carro loT. Objetivos como el -hasta ahora- sencillo filtro de la jarra de agua se moderniza al unirse a Dash Replenishment, el programa de Amazon para hacer pedidos de forma automática. La nueva jarra de agua Brita, llamada Infinity Pitcher, funciona igual que las antiguas, a partir de filtros de carbón. Sólo que, a diferencia de sus antecesores, Infinity se conecta a la red Wifi y puede configurarse con Amazon para que pida y compre automáticamente sus propios recambios.
El Salón: Hablar con la Vivienda
Hablar con tu propia casa ya es posible con artículos como el Amazon Echo, el altavoz inteligente que se activa con la voz. Se le puede preguntar por las últimas noticias, las previsiones del tiempo, ajustar el temporizador para descongelar una lasaña, pedirle que apague las luces antes de ir a dormir o que busque el último episodio de tu serie favorita. Una serie, que por cierto, en el futuro se podrá ver en una pantalla OLED, ultrafina, flexible y tan ligera que podrá colgarse en una pared con unos imanes, como si fuera papel pintado. Y cuando ya no se use, puede enrollarse y guardarse en un cajón.
O quizá prefieras vivir tu serie o aventura favorita en hologramas que cobran vida a nuestro alrededor gracias a dispositivos como las gafas de realidad aumentada Hololens de Microsoft. Ojo con las pelis de terror: hay que tener estómago para disfrutar de zombis que deambulan por el salón, o tarántulas que se suben por encima.
En el próximo post continuaremos con temas relacionados con el apasionante mundo digital, internet de las cosas, entre tanto puedes consultas estos artículos relacionados:
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Por Melchor Sáez de LaAnet
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