BMV cree que en algún momento después de 2020 estaremos listos para movernos en coches en los que el conductor podrá consultar el correo electrónico o leer un libro mientras circulan. Pero incluso en este modo de autonomía, de acuerdo con esta visión (que BMW comparte con otros fabricantes europeos y asiáticos), se producirán situaciones en las que el vehículo sabrá que ha llegado su limite y advertirá con un plazo de 15 a 20 segundos al conductor de que tiene que ponerse al volante.
El fabricante japonés Toyota, por su parte planea sacar al mercado los primeros coches autónomos en 2020, la misma fecha para la que se han puesto las pilas Nissan, General Motors y Google. El coche de Toyota se llama Highway Teammate y lleva tiempo cruzando las autopistas de Tokio con éxito de forma autónoma. La empresa dejo clara su filosofía cuando lanzo este modelo: «Las interacciones entre los conductores y los coches deberían ser como la de dos buenos amigos que comparten un propósito. A veces tienen que vigilarse mutuamente y a veces tienen que ayudarse el uno al otro». Una declaración que alude a algo muy importante: la nueva relación entre el conductor y su coche es de cooperación mutua en lugar de control continuo.
«Tendremos coches autónomos antes de diez años».
Kevin Ashton, el padre de internet de las cosas, es más conservador y predice que los coches autónomos serán una realidad allá por el 2030.
Cambiar el mundo según Google
Google, que comenzó a probar sus vehículos autónomos en 2009, no sólo quiere reinventar el coche, sino transformar el concepto mismo de lo que entendemos por conducción. Como suele decir Sergey Brin, cofundador de la compañía,: «Fundamentalmente, queremos cambiar el mundo con esto». Ya lo hicieron una vez, así que las posibilidades de que lo consigan de nuevo NO son tan remotas.
A diferencia de los fabricantes europeos o asiáticos, que creen que la autonomía llegará poco a poco, el gigante de internet piensa que se trata más bien de todo o nada. Su apuesta por la autonomía total. De acuerdo con su visión, los humanos somos un peligro al volante; los coches deberían ser otro elemento de nuestras vidas que dependa enteramente de los datos.
¿Por qué le interesa a Google sentarse al volante? «Pasamos muchas horas al dia conduciendo, y durante ese tiempo Google no nos impacta con ninguna cosa». Hay que tener en cuenta que los coches del futuro son, en realidad robots. Esto coloca a empresas como este buscador en posición muy ventajosa frente a los fabricantes actuales y tradicionales. Google dispone de una gran conocimiento de mapas, algoritmos y capacidad de cálculo, y puede delegar en otros la fabricación de carrocerías o los motores, mientras que el proceso a la inversa es mucho más complicado.
Otro participante importante en la carrera por el coche autónomo es Tesla, líder en el sector del coche eléctrico. La empresa del Elon Musk (el fundador de Paypal, la compañía de pagos online, o SpaceX, que desarrolla naves espaciales) lanzó en 2008 el primer coche eléctrico, lo que supuso una revolución. Su último modelo incorpora funciones para conducir de forma autónoma por autopistas.
Tanto Tesla como Google han seguido una política de transparencia con sus coches eléctrico (los empleados de Google que prueban vehículos escriben con frecuencia de sus experiencias en sus blog), pero otros mantienen el secreto. En el caso de Apple, con su misterioso proyecto Titan, que lleva años probando sin que haya trascendido gran cosa; y de Uber, la aplicación que facilita el transporte de viajeros en ciudades, que lanzó a principios del 2015 un centro de investigación centrado en coches autónomos y tecnología de mapeo.
¿Son seguros los coches conducidos por Humanos?
La pregunta está equivocada, la pregunta debería ser:¿son seguros los coches que conducen los humanos? La respuesta es NO. Los datos de organizaciones como la Asociación Internacional para los Viajes Seguros en Carretera, que indica que más de 3.000 personas meren en accidentes de coches en todo el mundo a diario, la mayoría ocasionadas por errores humanos, parecen darle razón. De acuerdo con un informe de Morgan Stanley sobre el impacto de los coches autónomos, cuando sean totalmente funcionales, los coches conectados podrían salvar aproximadamente 30.000 vidas y evitar los más de dos millones de lesiones cada año.
Razones para dejar el volante en manos de las máquinas, por tanto, no faltan. Claro que, el futuro es fácil, creerlo es difícil.
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Por Melchor Sáez de LaAnet
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