Mediodía del domingo 10 de junio. España asumiendo su rescate, el presidente rumbo al primer partido de la Selección de fútbol en la Eurocopa, aunque se tuviera que perder a Rafa Nadal en la final de Roland Garros… Mariano Rajoy era el centro de atención de las iras tuiteras hasta que Fátima Báñez, ministra de Trabajo, lanzó un inesperado tuit. Borrado de inmediato y calificado de “travesura infantil”. ¿Es una travesura infantil jugar videojuegos? ¿Lo es conectar el resultado de una partida con el perfil en redes sociales? ¿Quizá se refería al hecho de estar reventando burbujas mientras cundía el pánico?
¿A qué jugaba la ministra? Paradójicamente, a explotar burbujas. No era la inmobiliaria, tampoco las que se usan para embalar, sino virtuales desde su iPad. Al margen del escarnio 2.0 el acto de la titular de trabajo ha tenido sus consecuencias. Shoot Bubble ha conseguido lo que todos los desarrolladores de juegos ansían, destronar a los todopoderosos Angry Birds. Desde el martes ‘Shoot Bubble’ es el juego más descargado tanto para Android como para iOS, el sistema operativo de Apple.
Según un informe realizado por madvertise esta aplicación ha superado las 485.000 descargas en el primer trimestre del año, solo en su versión Android y sumando España, Alemania, Francia, Italia y Reino Unido, que son los países donde opera esta consultora. Después aparecen los afamados Angry Birds. El tercer lugar, aunque el estudio abarca varios países, es para un título que se juega exclusivamente en español: Apalabrados, el equivalente al Scrabble inglés.
La mecánica es sencilla, tanto como adictiva. Se trata de un clon más del viejo de las recreativas Puzzle Bubble, también conocido como Bust A Move, solo que sin los dragones regordetes, Bub y Bob. Basta con apuntar con el tirachinas de la parte inferior de la pantalla y disparar uniendo más de tres burbujas del mismo color para hacerlas desaparecer. A medida que pasa el tiempo crecen los obstáculos y aumenta la velocidad a la que el techo desciende. Entonces el margen de error es menor. La muerte llega cuando se acumulan burbujas de diferentes colores desde el techo hasta la línea de fondo desde donde se dispara.
Y sí, ¿para qué negarlo? La ministra, o quién quiera que compitiese con su iPad, tiene una puntuación digna de profesional. Con media España enganchada es posible que su destreza dejé de estar por encima de la media en cuestión de horas. Eso sí, el sonrojo no se lo quita nadie.
[Via ElPais]